Réquiem, de Gounod

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Réquiem, de Gounod

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Pocos géneros musicales han sobrevivido al paso de los siglos como la Misa de Réquiem. Grandes compositores le han dedicado un papel importante en su repertorio, y es un hecho que estas obras aún tienen una inmensa capacidad para emocionarnos en pleno siglo XXI.

Un réquiem o misa de difuntos es la misa utilizada por la Iglesia Católica Romana (y también por las Iglesias Católicas Orientales) en los funerales o en los servicios litúrgicos en recuerdo de algún difunto. El término "réquiem" proviene de la primera palabra del texto, que comienza con “Requiem aeternam dona eis, Domine”, es decir, "concédenos el descanso eterno, Señor". En el terreno musical un réquiem también es la composición que utiliza este texto para crear una obra de sensaciones únicas y ha inspirado un gran número de compositores como Mozart, Verdi, Dvořák, Fauré o Duruflé.

Charles Gounod fue uno de los músicos franceses más famosos del siglo XIX. Su música, aliada con la poesía d’Emile Augier, Jules Barbier y Michel Carré, llegó a ser la más poderosa y la más ampliamente difundida expresión del romanticismo francés en su forma más lírica y sentimental. Gran compositor de óperas y música sacra viajó por los focos musicales más importantes de Europa donde se llenaba de conocimiento. A los 21 años gana un premio de composición en Roma y el gran Hector Berlioz escribe sobre una de sus obras: “Todo es nuevo y distinguido: la melodía, las modulaciones y la harmonía. Gounod demuestra aquí que podemos esperarlo todo de él”.

El 1890 desgraciadamente Gounod vivió el fallecimiento de su nieto Maurice, de cuatro años de edad. Este hecho le conmovió profundamente y se refugió en la composición, comenzando su Réquiem. Una obra con una música melódica, transparente, confiada y calmada, llena de consolación. La que sería su última composición le tuvo ocupado entre el marzo de 1891 y principios de 1893. El compositor no llegó a vivir para ver estrenada esta obra. El 15 de octubre de 1893, a pesar de sentirse cansado, Gounod fue a la iglesia con su alumno y fiel compañero Henri Büsser; hacia el mediodía, se sentó en su estudio para acabar unos retoques del arreglo para piano de su misa de difuntos. Su mujer lo encontró inconsciente, con la cabeza reposando en la partitura. Tres días después murió.
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