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Serenade
E. Elgar
Serenata para cuerdas en mi menor op. 20
A. Guinovart
Serenata Amadeus
P. I. Tchaikovsky
Serenata para cuerdas en Do M.
La Serenade o Serenata encuentra sus orígenes en las baladas que cantaban los enamorados a media tarde bajo las ventanas de sus amadas. Curiosamente, el término no deriva de "sera" (tarde) sino de "sereno" (calmado, reposado). Durante el siglo XVIII gozó de muchísima popularidad. Se interpretaban en fiestas y actos sociales, bodas, actos cortesanos, etc. A partir del siglo XIX la Serenata es tratada ya como una obra de gran formato por los autores escribiendo serenatas de gran belleza e importancia musical.
La Serenata en mi menor op. 20 de E. Elgar es una de las primeras composiciones del autor. Basada en tres piezas escritas en 1888 para una orquesta de mujeres que él dirigía, la Serenata fue dedicada a la su esposa Alice, quien ayudó a escribir las melodías que aparecen en la obra, en motivo del tercer aniversario de su boda. Una obra que al final de sus días Elgar reconocía como uno de sus trabajos favoritos.
La Serenata en Do M. de Tchaikovsky se ha convertido con el tiempo en uno de los monumentos sonoros más singulares e influentes de la música clásica y es sin duda una de sus mejores obras. Energía en estado puro y llena de melodías encantadoras, es según el autor un homenaje a Mozart y su estilo. Escrita en poco más de un mes muestra totalmente el romanticismo de Tchaikovsky rodeando la arquitectura del estilo clásico. Y en palabras del propio compositor: ”la Serenata la escribí des de la compulsión interna. Esta es una pieza escrita des del corazón, y por esta motivo me atrevo a decir que este trabajo no está exento de cualidades artísticas”. Una gran afirmación y una gran verdad.
Y con ellas una obra de reciente composición: la Serenata Amadeus escrita por uno de nuestros compositores más internacionales, Albert Guinovart. Escrita en 2014, esta obra está inspirada en la Pequeña Serenata Nocturna de W. A. Mozart, llena de juegos constantes entre el lenguaje de Guinovart y las referencias a una música que con el tiempo se ha convertido casi como “banda sonora” de multitud de personas.
Un concierto que agrupa dos de les grandes obras maestras en forma de serenata de la historia de la música y una pequeña joya por descubrir y godzar.
La Serenata en mi menor op. 20 de E. Elgar es una de las primeras composiciones del autor. Basada en tres piezas escritas en 1888 para una orquesta de mujeres que él dirigía, la Serenata fue dedicada a la su esposa Alice, quien ayudó a escribir las melodías que aparecen en la obra, en motivo del tercer aniversario de su boda. Una obra que al final de sus días Elgar reconocía como uno de sus trabajos favoritos.
La Serenata en Do M. de Tchaikovsky se ha convertido con el tiempo en uno de los monumentos sonoros más singulares e influentes de la música clásica y es sin duda una de sus mejores obras. Energía en estado puro y llena de melodías encantadoras, es según el autor un homenaje a Mozart y su estilo. Escrita en poco más de un mes muestra totalmente el romanticismo de Tchaikovsky rodeando la arquitectura del estilo clásico. Y en palabras del propio compositor: ”la Serenata la escribí des de la compulsión interna. Esta es una pieza escrita des del corazón, y por esta motivo me atrevo a decir que este trabajo no está exento de cualidades artísticas”. Una gran afirmación y una gran verdad.
Y con ellas una obra de reciente composición: la Serenata Amadeus escrita por uno de nuestros compositores más internacionales, Albert Guinovart. Escrita en 2014, esta obra está inspirada en la Pequeña Serenata Nocturna de W. A. Mozart, llena de juegos constantes entre el lenguaje de Guinovart y las referencias a una música que con el tiempo se ha convertido casi como “banda sonora” de multitud de personas.
Un concierto que agrupa dos de les grandes obras maestras en forma de serenata de la historia de la música y una pequeña joya por descubrir y godzar.